Andres Ríos: helados, familia y modernización

Dueño de siete heladerías y una fábrica productora de helados, Andres nos cuenta la historia de la empresa familiar.

Con 38 años, Andres Rios dirige una empresa que cuenta con 90 empleados y produce 200.0000 litros anuales de helado. Creció rodeado de helados, cuando su viejo ya llevaba varios años en el negocio y la histórica sucursal de Mendoza y Constitución estaba en pleno funcionamiento. Un día de 2010, su padre, Miguel Angel Rios, le dijo: “Nene, me quiero jubilar, encargate vos”. Así, a los 26 años, tomó el timón de una empresa familiar cuya  única ambición era darle un buen helado a la gente.

Ríos entendió que la firma necesitaba modernizarse, lo que funcionaba se dejaba, pero el resto podía modificarse. Inició así con una reestructuración de su equipo de negocios y con la clara ambición de expandir la marca. Con eso en mente, realizó una apuesta jugada: entrar en un centro comercial. De este modo, el tercer local de la empresa es inaugurado dentro del Fisherton Plaza, bajo la idea de ir a donde está la gente. En esta estrategia, es fundamental la apuesta por las galerías, los shoppings y los casinos, como se verá con la sucursal de City Center; el segundo local inaugurado por él.

Una labor fundamental realizada por él en la década que lleva al frente de la empresa fue la profesionalización de la marca, implementando un  sistema de gestión empresarial RP, que según el CEO, fue “difícil”, ya que “mi viejo tenia toda la empresa escrita en un cuaderno”.

Otro cambio importante es el relacionado a la delegación del trabajo y la necesidad de  contar con colaboradores decididos y especializados, que sepan lo que hacen, y que puedan trabajar con suficiencia y autonomía.

La Pandemia.

Los años 2020 y 2021 fueron muy difíciles para todos, pero especialmente para los negocios. Gracias al esfuerzo de la Cámara Industrial y Comercial del Helado Artesanal (CICHA), fundada por su padre, el helado fue declarado alimento y se le permitió operar durante todo el confinamiento. Sin embargo, varias sucursales tuvieron que cerrar y fueron dos, las históricas, las que tuvieron que sostener todo el negocio. “Les dije que si nos apretábamos el cinturón no teníamos que reducir el personal; a algunos les gustó y a otros no, pero hoy en día puedo decir que no hicimos ninguna reducción”, cuenta Andres, acerca de la experiencia que fue administrar la empresa durante esos años.

“Tengo empleados muy comprometidos con el negocio, uno se tatuó el logo de la heladería en el tobillo”. Para el CEO, todos los empleados son importantes. Él los llama “colaboradores” y explica el fuerte lazo que algunos tienen con la marca: “El otro día le hicimos la  despedida a una empleada que llevaba 47 años (…) todavía sigue visitando la fábrica; se fue a su casa en limusina” .

Innovación

Genuinamente preocupado por ir mejorando constantemente su negocio, en su juventud vivió mucho tiempo en Europa debido a su carrera como automovilista; todavía viaja con frecuencia y eso le permite traer ideas que en cierta medida revolucionan el mercado. Entre ellas tenemos la inclusión de un café italiano de autor entre sus productos, o la idea del “auto helado”, un puesto ubicado en la ciudad de Funes donde el helado se compra directamente desde el auto y que otorga muy buenos rendimientos. Rios explica que él no inventa nada, sino que lo adapta a su producto. En el campo del marketing, reconoce sus limitaciones técnicas, pero comenta la gran sociedad que establecieron con una empresa rosarina especializada con la cual arman las estrategias de mercadeo.

Así es como una de las empresas líder en el sector se maneja; combinando ambición con tradición, RIO Helados se perfila como uno de los negocios con más futuro en la región. 

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